A veces perdemos de vista que en México coexisten pacíficamente dos tendencias políticas: una derecha hiperconservadora de vicios muy liberales, mochilona y profundamente pecadora y obsoleta, y una izquierda burguesa, muy conservadora, dogmática, sectaria y obsoleta. Digo que coexisten pacíficamente porque aunque se pegan hasta con el molcajete, a pesar de sus diferencias coinciden en lo fundamental: es preferible sacrificar al pueblo que lastimar los intereses de los mafiosos, caciques, caudillos, potentados, comunicadores y militantes que los apoyan.
Los nuevos impuestos son un buen ejemplo:
El gobierno decide asestar incrementos que serán onerosísimos para los ciudadanos y que limitarán el de por sí exiguo crecimiento económico, mientras que una gigantesca economía informal amparada por los padrinos del crimen organizado crece desparpajada e impunemente, y las grandes empresas burlan sistemáticamente el pago de impuestos al abrigo de una ley ineficiente e inequitativa.
Pero creen que estamos ciegos, que no nos damos cuenta de que hay privilegios inaceptables y que la injusticia social ha tomado ya tintes dramáticos.
La oposición por su parte, hace botín político del descontento de los ciudadanos aprovechándose de que el alza en los impuestos es necesaria y que el gobierno tiene que aplicarla a pesar del enorme costo político que representa y del daño que significa a sus ya de por sí damnificadas credibilidad y popularidad. Propician un peligroso clima de insatisfacción que a nadie beneficia.
Pero creen que no vemos, que pensamos que lo hacen porque les importa la justicia social y no porque quieren ser ellos los privilegiados.
Afortunadamente hay otras cegueras más afortunadas. Están el Ensayo sobre la ceguera de Saramago (que es una novela indigna de la pluma del autor del Cerco de Lisboa) y el Informe sobre ciegos, parte de la majestuosa novela Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sabato. Tenemos la luminosa ceguera de Homero y la perpetua clarividencia del maestro Borges.
Tal vez algunas de esas páginas nos basten para desviar la mirada y por un instante olvidar que vivimos en un país de ciegos.
10 comentarios:
Yo sólo espero que, ante tal estupidez, haya una estrategia. No es posible que se pongan a hacer estas jaladas con las cosas como están.
(Está a punto de darme una embolia nada más de pensar en lo pequeño que se hace mi cheque...)
Ya sé que es mucho pedir que haya un plan maquiavélico y "conciliador" detrás de todo esto pero la esperanza muere al último.
Lo que es un hecho es que Calderón está cavando su tumba...
Me encanta como escribes, me haces hacer una lectura desenfadada y me gusta.
Por otra parte, encuentro la reflexión en tus letras y no es para otra que darme cuenta que mi país ya me produce una náusea obsena ¿Cómo quitarla? Es la pregunta, me parece que está en nosotros hacer las cosas pequeñas pero también reclamarles a los grandes que tomen en serio sus responsabilidades.
En fin.
Y lo peor es que cuando nos damos cuenta de la ceguera y podemos, al fin ver. Estamos atados de las manos. ¿Qué feo caso, no?
Suprimí un comentario porque proviene de un caminante del sendero que tiene un perfil no público, que es lo mismo que la cobardía del anonimato (tan rara en ellos).
Y también porque sólo me gusta la crítica positiva y porque yo solito voy a sacar el país adelante aunque no quieran, pinches malagradecidos de ultraderecha.
Opino que al suprimir el comentario, nos dejaste ciegos.
Es bien sabido que hay comentarios de lo más ominoso, pero mientras no se metan en el plano personal, hay que dejarlos, para después poderlos odiar a gusto).
Finalmente, creo que es un buen post, aunque nada de lo que digas sea nuevo. Somos más los que queremos renovación, pero seguimos subyugados a la minoría atroz.
Saludos, hombre de buenas intenciones.
Todos los comentarios por malintencionados que sean son bienvenidos, mientras no provengan de anónimos. Porque si no, ¿cómo puede ir uno a sus blós a desquitarse?
Muy bueno este post..
es muy cierto que coexisten esas dos tendencias políticas mayoritarias.
Pero a ellas hay que añadir ciertas minorías, como por ejemplo:
* La minoría mayoritaria de gente que se rasga las vestiduras al ver a alguién quejarse y/o hacer alboroto, porque "no son formas" dicen.
* La minoría mayoritaria de gente que se rasga las vestiduras en blogs, platicas y hasta junta firmas, pero tampoco hace nada.
* y así...
Esas minorías y las mayorías somos un desastre...
Odio la politica, odio a los dirigentes, odio la mugre que ensucia al pais de por si enlodado. Solo nos queda portarnos bien y ayudar a nuestras familias. Ni se diga de la gente marginada, prefiero no hablar de cosas tristes.
Na.... ellos saben que nos damos cuenta, pero ponderan y saben que, como masa, no actuamos y los que se rebelen en pequeños grupos serán atacados por los medios!!. Pffff..
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