El Pancho Pantera.
¿Cómo surge? Quedaste de salir a cenar con tu terroncito de azúcar y como eres comprensivo y consentidor como pocos, decides que esta vez no vas a echar a perder la velada poniendo tu inevitable carota de aburrido, así que horas antes del romántico encuentro te vas a tomar unas copas con algún amigo. Llegas a la cita un poquito tarde, pero eso sí, embriagado de entusiasmo, envuelto en el dulce perfume de la alegría etílica y acompañado de tu camarada, que es la mar de divertido (al menos cuando logra hilar más de dos palabras). Ella, ingrata, ¿cómo reacciona? ¡Con un Pancho Pantera!
¿Cómo se manifiesta? Como su nombre lo indica, en esta variante del Pancho la quejosa reencarna en felino, saca las garras, arroja espumarajos (palabra estupenda) por su delicado hociquito y pela los dientes en un gesto poco amable.
¿Cómo se aplaca? Frecuentemente recetándole a la agraviada un chocolatote. O un gatito de peluche o alguna de esas estupideces que tanto les llaman la atención. Por supuesto, siempre acompañada de una cartita con no menos de 5 corazoncitos y una frase cursi y melosa.
Importantísimo: Procura que el obsequio y la cartita sean nuevos. Inexplicablemente siempre se dan cuenta si les das un regalito reciclado (aunque borres con paper mate el nombre de la exnovia).
Va ejemplo.

El Pancho Villa.
¿Cómo surge? Vas caminando por la calle pensando como siempre en la dueña de tus quincenas, cuando de pronto ves a una viejecita, más o menos de la edad de tu abuelita, cargando un par de bolsas del súper. Súbitamente la mujer tropieza y tira las bolsas y su contenido al suelo. Sin pensarlo, caballerosísimo como eres, reprimes la carcajada, corres a ayudarla y levantas todas sus porquerías. Agradecida, la adulta en plenitud intenta plantarte un beso en la mejilla, pero debido a la temblorina no le atina y te embarra la camisa de lápiz labial. Piensas: “No importa, mi relación está basada en la confianza y el respeto, no tengo nada que ocultar”. ¡Ja! Sabes bien que estás frito. Así que como de todas maneras te van a armar un Pancho, más vale sacarle provecho. Le hablas a tu equipo personal de demolición, te metes a tu table dance favorito, te pones la divertida de tu vida y llegas a casita a las cuatro de la mañana. Tu camisa parece el muestrario de lipsticks de Maybelline. ¡Aparece el Pancho Villa armado hasta los dientes!
¿Cómo se manifiesta? Este es el Pancho que tiende a armar una revolución sin escatimar pólvora. Es común que haya proyectiles volando hacia tu persona. No habrá tregua ni cuartel.
¿Cómo se aplaca? Este Pancho requiere de mano dura y disciplina militar. Ármate de valor y sé implacable aunque te duela: arrástrate como el gusano abyecto que eres e implora su perdón. Ella te humillará como a un inmundo perro callejero por un tiempo indeterminado. Pero no te preocupes: este Pancho a pesar de ser más explosivo que los demás, igual que el resto terminará por hundirse en el silencio y el olvido. Los tuyos, por supuesto. Porque ella jamás olvidará el episodio y por el resto de tu vida (o su relación, lo que termine primero) aprovechará la más mínima excusa para echarte en cara tu absoluta falta de sentimientos y decencia.
La próxima semana:
El Pancho Cachondo
Los Panchitos
1 comentario:
Tan cierto que ni si quiera es divertido. En cuanto a los remedios, no nos olvidemos de las flores. Confieso que he llegado a pensar que tienen poderes magicos, ve tu a saber de cuantas me han sacado.
Saludos!
Kappa
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