sábado, marzo 10

LA VERDAD DE LOS TERNURITOS

EL MUNDO NO ES COLOR DE ROSA
Los ternuritos son todos esos personajitos que se encuentran en tarjetas de felicitación, calcomanías, cuadernos, mochilas, estuches de lápices y cualquier otro implemento donde puedan exhibirse. La prueba básica para saber si un personaje es un ternurito y no sólo un mugroso mono más, es mostrárselo a una ñoña. (Ñoña es toda aquella mujer que sin importar su edad, posición socioeconómica o volumen corporal insista en mostrar conductas y actitudes de una niña babosa de cuatro años). Si la ñoña entorna los ojos con gesto lastimero y suelta con voz tipluda una expresión como “¡Aahhhyy!”, “¡mi vido!” o la más internacional “¡qué cute!”, no cabe duda de que el animalito en cuestión es un ternurito.

Lo que casi nadie sabe sobre los ternuritos es que detrás de su tierna y aparentemente apacible existencia, se encierra una terrible y dolorosa verdad. En el mundo de los dibujos animados e inanimados existen valores y jerarquías sólidos e inamovibles; desde que nacen, todos los muñequitos anhelan convertirse en los protagonistas de las caricaturas de moda. Desafortunadamente, como en todo, son más los aspirantes que los papeles disponibles y muchos de los personajes se ven obligados a buscar un empleo en otro lado. Los más de ellos logran encontrarlo como personajes secundarios de caricaturas poco populares, en las páginas de los comics japoneses y como logotipos de productos para niños, entre otros. Si bien estos empleos están lejos del glamour y la fama que tienen los protagonistas de South Park, Bob Esponja o los Simpson, al menos permiten una honrosa sobrevivencia.
No obstante, hay cierto grupo de muñequitos que por su falta de talento, simpatía y habilidades; (o por una perra mala suerte, como ellos mismos se justifican), nunca logran encontrar un empleo decente. Desgraciadamente, empujados por la necesidad, muchos de estos animalitos se ven obligados a aceptar los impúdicos ofrecimientos de empresarios sin escrúpulos y se convierten así en ternuritos.

Casi todos los ternuritos están bien remunerados y muchos de ellos llegan a alcanzar asombrosos niveles de popularidad, pero esto sólo hace la humillación más profunda. La dura verdad escondida bajo los cielos color de rosa es que a los ternuritos no sólo los detestan los tipos duros y los otros personajitos, sino que ellos mismos se dan asco. La mayoría de los ternuritos se distinguen por tener una doble vida; detrás de su acaramelada imagen pública siempre hay atroces historias de alcoholismo, drogadicción y sexo con juguetes (no juguetes sexuales, sino juguetes reales, como el Señor Cara de Papa). Por supuesto, éste es tal vez el secreto mejor guardado del mundo de la fantasía y la ilusión (la homosexualidad de Harry Potter ya no sorprende a nadie).

Como sabíamos que muchos argumentarían que estos son sólo chismes y periodismo amarillista, enviamos a nuestro paparazzo a buscar la fotografía que probara que nuestra información es fidedigna. El fotógrafo nunca regresó, pero envió una foto que seguramente despertará la más profunda conmiseración por parte del lector. Al menos de la ñoñas.

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