Hace unos días decidí organizar una velada romántica en mi terraza para celebrar un año con mi nueva muñeca inflable (cambié a la Britney por una negra en cuanto supe que Obama sería presidente y Michael Jackson cadáver).
Así que cuidadoso y detallista que soy, estaba encendiendo unas velas para crear ese ambiente penumbroso tan propicio para la seducción de las féminas plásticas cuando se me apareció un hombre de uniforme gris y rostro adusto.
–Quihúbole, compañero –me saludó cordialmente, aunque su gesto denotaba irritación–. Con que velas, ¿no?
–Sí –respondí yo orgulloso de mi iniciativa.
–Y la luz apagada… –agregó señalando los focos del techo.
–Pos sí, pa el mood –contesté un poco receloso.
–Y todo el esfuerzo de los trabajadores de Luz y Fuerza para traer energía eléctrica hasta su casa, que se vaya al caño, ¿no? Usté prefiere encender velas –me recriminó ya ostensiblemente molesto.
–Es que… –balbuceé.
–Si quiere que le suspendamos el servicio, nomás dígame y yo orita hago los arreglos pa que le bajen el switch –amenazó el individuo.
–No, no –exclamé pensando en el refrigerador donde conservaba la champaña–. No haga eso.
–Entonces, compañero, usté comprenderá que debo cobrarle una cuota por desagravio al Sindicato Mexicano de Electricistas –explicó ya con un tono más dulce.
–Considero que eso es una iniquidad –respondí indignado.
–¿Una iniquidad? –preguntó una voz femenina detrás de mí.
Me di la vuelta para descubrir asombrado que la voz provenía de una mujer de rasgos muy poco armoniosos que me miraba con desconfianza.
–¿Iniquidad? –repitió–. ¿De dónde sacó esa palabreja, compañero?
–No recuerdo –titubeé un poco avergonzado–. Tal vez de wikipedia.
–¡Ah! –exclamó triunfal la mujer–, o sea que las palabras que enseñan los heroicos maestros mexicanos no son suficientes para usted. No, usté tiene que recurrir a los instrumentos de dominación de los enemigos del pueblo para surtirse de palabras.
–Es que… –balbuceé de nuevo.
–Me temo, compañero, que usted acaba de incurrir en una multa por violar la honra del honorable Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Preocupado de que mi negra se hartara de las demoras y diera por terminada nuestra cita, saqué mi cartera dispuesto a pagar lo que se me exigía, cuando un tercer individuo de aspecto siniestro apareció en mi terraza.
–¿Es eso una grabadora? –preguntó señalando mi iPod.
–Algo así –respondí incapaz de hallar la paciencia para explicar la diferencia.
–O sea que piensa alegrar su reunioncita con música grabada en vez de pagar a músicos reales –continuó con evidente sarcasmo el sospechoso personaje.
–Sí –respondí resignado–, supongo que debido a eso debo pagar algo al Sindicato Único de Trabajadores de la Música.
El hombre asintió complacido.
Cuando levanté la cabeza, descubrí que detrás de los tres egregios personajes había una larga fila de representantes de diversos sindicatos, que incansables habían acudido a defender los derechos de sus agremiados.
Hombre práctico que soy, decidí optar por la solución más sencilla. Sin prisa ni titubeos me arrojé por el balcón de mi terraza con la esperanza de que los síndicos hallaran en mis pertenencias pago suficiente.
Mientras caía por los humeantes cielos de la ciudad pensaba con tristeza en mi muñeca inflable: ¿qué tendría que hacer para complacer a los iracundos representantes del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal cuando a la mañana siguiente encontraran mi cuerpo ensuciando la banqueta?
11 comentarios:
excelente post
Muy bueno.
jajaja me encantó, muy bueno la verdad
Jajaja qué chido.
Los sindicatos son unas putas.
Buen gadget ése de la nube. Me lo voy a fusilar.
me encanto blog la verdad, es muy divertido...
nos seguiremos viendo por aca, saludos!!
Jajajaja!!!
Ya te amaba, pero te amo mas!!
Y por fin como se llamaba la negrita?
Ge Zeta, que te trais contra las putas?
Aplausos, es usted una inspiración caray.
Clap clap clap....
Jajaja la neta tu post, lo triste es ke mantenemos a todos y cada uno de esa bola de flojos... Bua
Tu lo entiendes... otros tantos no. Pero tu post -escrito magistralmente- es un arma de dos filos.
Este post es genial, magnifico.
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