domingo, enero 4

DOS MIL NUEVE

EL ACERTIJO

En
las vacaciones estuve trabajando en algunos bocetos para un nuevo personaje, pero justo cuando más inspirado estaba, alguien me dijo: “Estúpido, ese personaje ya existe y es muy famoso”. Así que desistí. No obstante, les dejo los bocetos, a ver si adivinan qué personaje es. La respuesta está al final de este abominable poust.





LA REFLEXIÓN

Lo malo de que acabe un año es que inmediatamente después comienza otro. Y lo peor es que siempre inicia en enero, que es un mes de los más antipático porque nos enfrentamos a la terrible certeza de que
aunque durante diciembre hayamos bebido más duro que los hermanitos Gallagher, no somos estrellas de rock y en lugar de groupies y millones de dólares tenemos muchos kilos de más, millones de deudas y un empleo aburrido al que habrá que regresar pronto.

¡Qué lindo sería que el año comenzara en marzo, por ejemplo, y que tras una semana de trabajo intenso pudiéramos irnos de puente para conmemorar a mi bienamado Benito!

Desafortunadamente, debido a la estupidez burocrática de nuestros gobernantes, los meses del año son inamovibles, por lo que de nada sirve quejarse al respecto. Así que mejor limitémonos a desarrollar propuestas que sí sean susceptibles de ser implementadas. Aquí va la primera:

LA PROPUESTA

Desde hace ya muchísimos años, se estila que las doce horas de la noche vayan después de las doce horas del día (o antes, dependiendo de dónde comience uno a contar) y ya nos acostumbramos a que así sea. ¿Pero a poco no sería mejor que las doce horas del día estuvieran intercaladas con las doce de la noche? Una hora de día y una hora de noche; una de día, una de noche y así hasta juntar las 24. De esa manera si uno no se puede dormir en la noche porque cenó 14 tacos al pastor o porque el perro del vecino (o el vecino) no para de ladrar, no tendrá que pagar las consecuencias durante las 12 horas siguientes. Y sobre todo, no tendríamos que soportar
doce tortuosas horas de vigilia continua como lo hacemos ahora.

Imagínenlo: Se levantan a las 7 o a la hora que acostumbran, se bañan (los que suelen hacerlo, los que no, se duermen otra media hora), desayunan y a las 8 para reposar el desayuno se duermen una horita. Se despiertan y llenos de energía a las 9 se van al trabajo, llegan a las 10, saludan y se duermen hasta las 11, hora en que hay que revisar el correo, comentar las novedades con los compañeros y tomar un cafecito. A las 12, se duermen otra hora y a la 1 se ponen a trabajar con renovados bríos. A las 2 salen a comer, a las 3 se duermen y así hasta juntar las 24 horas. Al final del día, todos estaríamos de tan buen humor que no habría guerras, delincuencia, marchas o programas de Adal Ramones.

Si estás de acuerdo con la propuesta, escríbele a tu diputado.



La respuesta al acertijo es: BOX BUNNY.
Sí, yo sé, pero, ¿qué esperaban en un 4 de enero?


6 comentarios:

Gustavo C. dijo...

Hola, que blog tan genial, estoy siguiéndote desde hace unas semanas, y especialmente esta entrada esta muy curiosa je je.
Y eso de Box Bunny, no manches que cosa!

la raba dijo...

Óyeme, los mejores cumpleañebrios son los de este mes y para comprobarlo te invito al mío, es más, de paso ligamos un rato, ¿te animas? Jajaja

Checo Ramírez dijo...

jejejej no habria programas de adal ramones; si no hubiera tales p.. bueno creo que eso ya ayudaria; l

Felipe dijo...

Me da gusto que empieces tan mal el año. Así ya no me siento tan solo.

Espaciolandesa dijo...

Jajaja... muy bueno el acertijo.

Casi, casi le atino n_n

osbel dijo...

estaría chingón llevar a cabo la propuesta... pero no sé si una sociedad como la nuestra estaría preparada.