martes, abril 1

10 MITOS ACERCA DE LOS HOMBRES (2)

Continuamos con este extracto de diversos artículos científicos con los cuales no necesariamente coincido (ya que a mí las embarazadas se me hacen sumamente sexys).

“Él es normal. No le gusta el sexo raro”. Como preámbulo vale aclarar que lo que las mujeres denominan “sexo raro” son todas aquellas acciones y actitudes que la ciencia sexológica define como “amenas, divertidas, agradables, emocionantes y sabrosonas”. Este mito se deriva de una confusión: muchas mujeres creen que la frase “los hombres son unos cerdos” se refiere sólo a nuestros hábitos higiénicos, al lenguaje que empleamos, a nuestras costumbres gastronómicas y al cariño que profesamos a todos los fluidos, sonidos y emanaciones provenientes de nuestra anatomía. Pero en realidad, en un principio la ciencia médica acuñó esta frase para referirse a nuestras inclinaciones sexuales. Para probar esta hipótesis se pidió a 25 mujeres que pensaran en la actividad sexual más perversa, depravada y cochina que pudieran y que se la propusieran a su pareja. 24 de los hombres respondieron con un “Bueno”. El otro dijo: “Es un buen comienzo”.

“A mí pareja le gusto como soy”. Una investigación del Biology Institute of Technology of Chicago (BITCH, por sus siglas) reveló que mientras que el sedentarismo y la mala alimentación hacen GANAR peso a los hombres, a las mujeres les hace PERDER atractivo de manera ostensible y dramática. De igual manera, el paso del tiempo tiene diferentes efectos en el sexo femenino y en el masculino: mientras que en los hombres causa una evidente madurez intelectual y emocional y produce un innegable equilibrio corporal, a las mujeres las vuelve… viejas. Afortunadamente la ciencia médica ha inventado una gran cantidad de avances tecnológicos para compensar esta natural inequidad de género: implantes, cremas, spas, gimnasios, cirugías. Hasta la fecha ninguno ha funcionado. Afortunadamente no es necesario ya que la naturaleza siempre encuentra la forma de equilibrar a los sexos. En nuestro caso equipó sabiamente a los hombres con una profunda afición hacia el sexo y el alcohol. Gracias a esta mágica dupla, incluso las viejas y feas tienen una gran oportunidad de hacerse de una pareja masculina. Sólo se sugiere desaparecer antes de que llegue la cruda.

“Está demasiado bustona”. Para los hombres no existe un busto demasiado grande, ni una mujer demasiado sexy, ni un escote demasiado vulgar, ni una mujer demasiado necesitada de contacto físico, ni una falda demasiado corta, ni una mujer demasiado obsesionada con el sexo. De hecho, algunos lingüistas se quejan de que en los libros de sexología masculina jamás se ha utilizado la palabra “demasiado”.

“Está operada”. En cuestiones anatómicas a los hombres sólo nos interesa el tamaño, la textura y la accesibilidad. El origen nos es completamente irrelevante; si proviene de la sabia mano de la naturaleza o de la de un cirujano plástico nos da igual. Agradecemos los avances de la ciencia médica y admiramos a aquellas mujeres que se benefician de éstos. Que una operación implica riesgos, es cierto, pero, ¿no es peor arriesgarse a dejar de ser bellas y que ningún hombre voltee a verlas?

“Él no me entiende”. La incapacidad de los hombres para comprender a las mujeres se remonta al nacimiento de la humanidad, como está perfectamente documentado en el siguiente párrafo extraído del Génesis (que ofrece la explicación más convincente sobre el origen de las especies):

Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea. Entonces el Señor Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre, y éste se durmió; y Dios tomó una de sus costillas y la cubrió de tejido adiposo y la llamó mujer y la trajo frente al hombre. Y la mujer al ver al hombre comenzó a llorar. Y el hombre dijo a la mujer: “¿Qué te pasa, mujer”. Y ella respondió: “Nada, que estoy emocionada”. Y la mujer miró entonces a su alrededor y habló así a Dios y al hombre: “Miren nomás cómo tienen todo esto, parece chiquero, es el colmo, ni para levantar los platos sucios sirven”. Y la mujer se puso a ordenar el Jardín del Edén. Y después de un rato, la mujer volvió a romper en llanto. Y el hombre preguntó: “¿Qué te pasa ahora, mujer?”. Y ella contestó: “Es que yo me mato trabajando y tú ni me tomas en cuenta. Mira nomás cómo me tienes”. Y se les abrieron los ojos al hombre y a la mujer y descubrieron que estaban desnudos y el hombre dijo: “Aprovechemos”. Y la mujer no dijo nada pero corrió a comprar ropa. Y el hombre le dijo al Señor Dios: “No la entiendo”. Y el Señor Dios entonces creó la cebada, la uva, la caña y el maguey y le dijo al hombre: “Bebe de las aguas de estos frutos y hierbas y entenderás a la mujer”. Así lo hizo el hombre y no entendió a la mujer, pero no le importó porque ya se le habían ocurrido otras cosas para hacer con ella. Y el Señor Dios vio que todo estaba bien y se fue a descansar.

¿Por qué, entonces, si todos sabemos que la incomprensión masculina de la mujer es una verdad irrefutable, es considerada por los científicos como uno de los diez mitos? Es muy sencillo: porque la construcción de la frase hace creer que es culpa del hombre no entender a la mujer, como si se debiera a una falta de interés o dedicación (que por cierto nadie niega). Pero en realidad es debido a que las palabras y acciones de las mujeres nunca siguen un patrón lógico o racional y por lo tanto son imposibles de analizar y explicar científicamente, como bien lo expresó un connotado antropólogo español: “Joder, que a estos bichos no hay quien los entienda”.

En conclusión, cuando uno se encuentre involucrado en uno de esos frecuentes episodios protagonizadas por una mujer que nos empuje a gritar desesperanzados: “No la entiendo”, lo recomendable es simplemente dejar de intentar comprenderla y limitarse a observarla con el mismo embeleso con que uno mira un atardecer a la orilla del mar, a un cerezo floreciendo o una lluvia de estrellas. Con la certeza de que estamos frente a bellos, caprichosos e incognoscibles eventos. Después de todo, nada se gana con discutir con el paisaje.









12 comentarios:

Snipers dijo...

jajajajajajaja etselente Don Rul

headbangirl dijo...

pinche rul... entre eso... y la foto de memo rios.. casi lloro :'(

finísima persona dijo...

lo que me gusta de la misoginia es que es políticamente incorrecto, pero como lo políticamente correcto es básicamente una falacia, me hace pensar que no posteas nada más que verdades

la misoginia es una verdad

mucho más acertada que lo políticamente correcto

Pandemia en la bañera... dijo...

creo que hay un mito que no es exactamente acertado, el del sexo raro. Tal vez muchas mujeres no estén dispuestas a admitirlo ante ninguna encuesta o estudio, quizá tenga que ver con la educación que hemos recibido, pero si las mujeres de verdad dijeran honestamente lo que les gusta en la cama, habría más de uno que saldría corriendo y otros tantos que verían sus sueños hechos realidad!!!jojo
En mi experiencia, y no lo digo por alardear (solo un poquito) una vez si hice huír a un compañero...de hecho, era mi marido...ups
saludos

Felipe dijo...

Ese pasaje de la Biblia explica claramente la idea de un Dios ilimitado; es decir, sin límites.

Si hubiera tenido un poco de límites como decencia, por ejemplo, o de prudencia, no hubiera creado a la mujer sin consultarnos las especificaciones.

Y la historia humana sería un remanso de placidez.

Lilián dijo...

El primer mito es incorrecto, porque sólo aplica con mujeres que caerían en la definición siguiente:

Sosas, mojigatas, cristianas, frígidas y casadas con Donald Trump.

Yo diría que de 25 mujeres consultadas, al menos una diría algo que haría espantar al don en cuestión.

Amo los posts políticamente incorrectos, misóginos y sexosos.

Lucho dijo...

No dudo que algunas piensen que somos atrevidos a la hora del sexo, yo creo que si hablas puede haber buen entendimiento, que no es lo mismo a que les de hueva hacer ciertas posturas que les cuesta trabajo, pues prefieren estar recostadas o ya cuando sienten confianza en posicion de Cuatro(perro), la mayoria dice no me gusta estar arriba, cuando en realidad no es que no le guste, si no que les da hueva.

Ahora que querer confundir su cambio hormonal con ser caprichosa es tipico cuando son muy mañosas, siempre seras tu el culpable de todo los problemas que le puede causar el mundo, que se vuelva con los padres o al menos que te den dinero por cuidar a su hija.

saludos y besos a las mujeres

Lata dijo...

jajajaja, chale, tienes que ver "Alessandra de noche"...

Qué te digo, por ahí dicen que el alcohol inhibe la excitación sexual, así que una fea se consigue un ser asexual... ¿será?
je.

Efímera dijo...

Pero... ¿¿por que mitos de los hombres si son de mujeres??

La Beba (S.A.) dijo...

como es la primera vez por aca, sere sincera y dire que no lei el posto pero que cheque lo anterior, y entre lo anterior vi tu galeria de infamias, ahora exijo una pastilla para el dolor de estomago por tanta risa U.U

...memo rios me cae tan pero tan mal

aplausos!

¬¬

Anónimo dijo...

jajaja
muy bueno!!!!!!!
100% real
saludos

Rodion dijo...

¡Está Genial, GENIAL, GENIAL!

No mames, me tenias doblado de la risa...

¡No se puede discutir con el paisaje! XD