Las juntas son tal vez las actividades más importantes de cualquier organización y de su correcta aplicación depende el futuro de toda empresa. Es por ello que pocas frases son tan impactantes en el mundo laboral como:
–Estoy en una junta.
–El martes no puedo verte porque tengo una junta.
–Te llamo más tarde, está por comenzar mi junta.
Esto es debido a que la jerarquía de un empleado o ejecutivo se mide por las juntas a las que asiste. No obstante, en realidad son pocos los que conocen los complejos mecanismos y directrices que hacen de las juntas el corazón del mundo de los negocios. A continuación se presentan algunas notas relevantes al respecto.
Primero se cita a todo mundo a una hora. Los convocados de menor rango llegarán con diez minutos de retraso alegando tráfico (aunque estén en la oficina de junto). A partir de entonces, irán llegando los demás con diferentes niveles de retraso (cronológico, el mental se pone de manifiesto hasta que empiezan a hablar) que dependerá de su nivel jerárquico, hasta que cuarenta minutos después de la hora acordada aparecerá una mujer de aspecto circunspecto para notificar a los presentes:
–El licenciado Rodríguez está en junta. Me pide que comiencen sin él.
Aunque el licenciado Rodríguez es quien convocó a la junta y nadie tiene idea de qué se tratará en ésta no es difícil comenzar sin él, porque el protocolo es siempre el mismo:
–¿Supieron lo de Lupita, la de Recursos Humanos?
–Sí, ¿quién lo fuera a pensar? Tan decente que se veía.
Por supuesto, en caso de que no todos los asistentes provengan de la misma organización, el inicio es diferente:
–¿Cómo vieron la jalada esa de que ya no se puede fumar en los antros?
Estos temas son tratados con la profundidad de la que sólo son capaces los hombres y mujeres cuya importancia los obliga a asistir a juntas continuamente:
–Facismo puro. Al ratito no van a dejar que uno maneje en estado de ebriedad.
–O peor aún, van a prohibir que uno le pegue a una mujer en un restaurante sólo porque puede ofender a los de la mesa de junto.
–Estoy en una junta.
–El martes no puedo verte porque tengo una junta.
–Te llamo más tarde, está por comenzar mi junta.
Esto es debido a que la jerarquía de un empleado o ejecutivo se mide por las juntas a las que asiste. No obstante, en realidad son pocos los que conocen los complejos mecanismos y directrices que hacen de las juntas el corazón del mundo de los negocios. A continuación se presentan algunas notas relevantes al respecto.
Primero se cita a todo mundo a una hora. Los convocados de menor rango llegarán con diez minutos de retraso alegando tráfico (aunque estén en la oficina de junto). A partir de entonces, irán llegando los demás con diferentes niveles de retraso (cronológico, el mental se pone de manifiesto hasta que empiezan a hablar) que dependerá de su nivel jerárquico, hasta que cuarenta minutos después de la hora acordada aparecerá una mujer de aspecto circunspecto para notificar a los presentes:
–El licenciado Rodríguez está en junta. Me pide que comiencen sin él.
Aunque el licenciado Rodríguez es quien convocó a la junta y nadie tiene idea de qué se tratará en ésta no es difícil comenzar sin él, porque el protocolo es siempre el mismo:
–¿Supieron lo de Lupita, la de Recursos Humanos?
–Sí, ¿quién lo fuera a pensar? Tan decente que se veía.
Por supuesto, en caso de que no todos los asistentes provengan de la misma organización, el inicio es diferente:
–¿Cómo vieron la jalada esa de que ya no se puede fumar en los antros?
Estos temas son tratados con la profundidad de la que sólo son capaces los hombres y mujeres cuya importancia los obliga a asistir a juntas continuamente:
–Facismo puro. Al ratito no van a dejar que uno maneje en estado de ebriedad.
–O peor aún, van a prohibir que uno le pegue a una mujer en un restaurante sólo porque puede ofender a los de la mesa de junto.
Después de una hora de fructífero diálogo aparecerá el licenciado Rodríguez:
–¿Cómo van? –preguntará.
Es de pésimo gusto disculparse por llegar dos horas tarde ya que todos los asistentes saben que estaba en junta y los hombres importantes nunca deben de avergonzarse de ser importantes.
–Bien, licenciado –contestará alguno de sus lamebotas–. Ya avanzamos con lo de la junta del lunes.
–Bien –dirá el licenciado Rodríguez y acto seguido descolgará el teléfono y pedirá a su secretaria que confirme su junta de esa tarde y le dará diversas instrucciones respecto a otras cuatro o cinco juntas.
–Bueno –dirá el licenciado Rodríguez al colgar–, ¿cómo vieron a la selección? Qué vergüenza, ¿no?
El nuevo tema se tratará por diez o quince minutos hasta que el celular del licenciado Rodríguez suene por primera vez. Él verá la pantalla con gesto grave y tras un “disculpen” que a todos sonará terriblemente inadecuado, se pondrá de pie y saldrá de la sala de juntas no sin antes advertir a uno de sus lamebotas:
–Juan, ponte de acuerdo con ellos respecto a la información.
Juan, solícito, entrará entonces de lleno al tema primordial de la reunión:
–Hoy en la mañana tuve una conference call con Guadalajara. Me dicen que prácticamente ya está todo listo, que a más tardar el próximo martes me enviarán toda la información.
–Perfecto –dice un tipo que nadie conoce (y que después se sabrá que se equivocó de junta)–, ¿entonces tú nos la forwardeas en cuanto te llegue?
–Claro –dice Juan–, pero de todas maneras, nos veremos antes, en la junta del lunes.
Todos asentirán con una sonrisa de manifiesta tranquilidad.
–¿Ya les ofrecieron café o agua? –preguntará otro de los lamebotas.
Como la respuestas es negativa, todos tomarán un receso para ir a servirse café y a hablar por teléfono. Veinte minutos más tarde aparecerá de nuevo el licenciado Rodríguez:
–¿Cómo vamos? –preguntará a sus lamebotas.
–Bien, licenciado, ya revisamos lo de la información.
Todos asienten con una sonrisa de satisfacción.
–Perfecto. Entonces nos vemos el lunes, ¿no?
Todos asienten de nuevo. Entra la mujer de gesto circunspecto.
–Licenciado, ya está aquí el ingeniero Orozco.
Con beático gesto, el licenciado Rodríguez mirará a todos.
–Mil disculpas, tengo que entrar a una junta.
Todos se despedirán rápidamente y saldrán a toda prisa. Se les hace tarde para su siguiente junta.
Yo últimamente he tenido muchas juntas que han sido sumamente fructíferas porque he aprovechado para hacer monitos en mis cuadernos, algunos de los cuales pego aquí para público escarnio.
–¿Cómo van? –preguntará.
Es de pésimo gusto disculparse por llegar dos horas tarde ya que todos los asistentes saben que estaba en junta y los hombres importantes nunca deben de avergonzarse de ser importantes.
–Bien, licenciado –contestará alguno de sus lamebotas–. Ya avanzamos con lo de la junta del lunes.
–Bien –dirá el licenciado Rodríguez y acto seguido descolgará el teléfono y pedirá a su secretaria que confirme su junta de esa tarde y le dará diversas instrucciones respecto a otras cuatro o cinco juntas.
–Bueno –dirá el licenciado Rodríguez al colgar–, ¿cómo vieron a la selección? Qué vergüenza, ¿no?
El nuevo tema se tratará por diez o quince minutos hasta que el celular del licenciado Rodríguez suene por primera vez. Él verá la pantalla con gesto grave y tras un “disculpen” que a todos sonará terriblemente inadecuado, se pondrá de pie y saldrá de la sala de juntas no sin antes advertir a uno de sus lamebotas:
–Juan, ponte de acuerdo con ellos respecto a la información.
Juan, solícito, entrará entonces de lleno al tema primordial de la reunión:
–Hoy en la mañana tuve una conference call con Guadalajara. Me dicen que prácticamente ya está todo listo, que a más tardar el próximo martes me enviarán toda la información.
–Perfecto –dice un tipo que nadie conoce (y que después se sabrá que se equivocó de junta)–, ¿entonces tú nos la forwardeas en cuanto te llegue?
–Claro –dice Juan–, pero de todas maneras, nos veremos antes, en la junta del lunes.
Todos asentirán con una sonrisa de manifiesta tranquilidad.
–¿Ya les ofrecieron café o agua? –preguntará otro de los lamebotas.
Como la respuestas es negativa, todos tomarán un receso para ir a servirse café y a hablar por teléfono. Veinte minutos más tarde aparecerá de nuevo el licenciado Rodríguez:
–¿Cómo vamos? –preguntará a sus lamebotas.
–Bien, licenciado, ya revisamos lo de la información.
Todos asienten con una sonrisa de satisfacción.
–Perfecto. Entonces nos vemos el lunes, ¿no?
Todos asienten de nuevo. Entra la mujer de gesto circunspecto.
–Licenciado, ya está aquí el ingeniero Orozco.
Con beático gesto, el licenciado Rodríguez mirará a todos.
–Mil disculpas, tengo que entrar a una junta.
Todos se despedirán rápidamente y saldrán a toda prisa. Se les hace tarde para su siguiente junta.
Yo últimamente he tenido muchas juntas que han sido sumamente fructíferas porque he aprovechado para hacer monitos en mis cuadernos, algunos de los cuales pego aquí para público escarnio.
Algunas veces uso las juntas para dibujar monos en los cuadernos. Otras apunto ideas en papelitos que después tiro a la basura.
10 comentarios:
jajaja... no pude dejar de pensar en mi tio... en TOOOOOOODO el post...
SIEMPRE esta en una pinche junta.
eh we... no puedo atenderte...estoy en una junta...
jajajaj lo hiciste tal cual es @-@ ya conectate al msn jiijij!!
las mejores juntas son....las de ombligos¡¡¡
ñoc ñoc
:D soy tu fan.
(sin que se preste a malas interpretaciones. no soy ninguna gruppie, sólo que las palabras que embarras por aquí tienen mucho sentido :p)
Yo quisiera hacer esos monitos en mis juntas, llego a gastar toda mi caja de crayolas esperando a los jefes!!!
Para estar muy ocupado en juntas, últimamente escribes pousts (jiji, pousts: como tú les dices) que exudan harta sabiduría, buen humor y buena ondez.
Además, qué productividad, joder: ya quisiera Slim, o ya de perdis un Ealy, perder el tiempo en las juntas haciendo dibujitos tan bonitos. Nótese el detalle de Carmina en hoja de trabajo con todas las letras traspasadas.
Si yo nunca voy a juntas, ¿significa que soy un cero a la izquierda que vale tres pesos ocho centavos y que jamás ascenderá ni escalará puesto alguno?
Bah: al fin que ni quería.
cuando trabaje en la cafeteria edificio de economias y finanzas, los dias de junta vendia un chingo en el carritos de ventas,,,y siempre que habia juntas como que observa las mismas situaciones y vendia los mismos productos a las mismas personas, la secre super arreglada su coca light y sus galletas raisimbran (o como se escriba) y el hombre metrosexual lo mismo, uno simpre comia cuernitos los 265 dias laborales y asi bla bla hasta que el jefe de piso o jefe generla decia yo invito y todos se pegaban al carrito,,, como moscas a una buena caca de vaca...
yeah la primera ilustracion esta muy bueeena y las ideas de las demas tambien...
tsssss...
EL primer monito es como pariente de los Simpsons, ¿no?
Algo que me molesta es que citen a junta y tengas un chorro qué hacer y no lo puedas hacer porque estás en junta... chismeando y esperando a los demás.
Bueno, pero el sábado precisamente llegué media hora tarde a una cita... oops. Eso sí, llamé dos veces para ver si mi amiga seguía ahí, mientras yo corría... Así que mejor no digo nada. Ah, ya lo dije, ¿verdad?
me gustan mucho tus dibujos.
A veces quiero que mis comentarios sean mas largos, igual que los pousts, pero no mas me sale algo chiquito, cortito...y yo no quiero presionar a la idea (Que son tan volubles las ideas, como si estuvieran en su mes permanentemente) porque si le insisto mucho...se larga ofuscada.
ves?...mi idea se ha largado enojada, azotando la puerta y aquí se termina mi escritura en tu pousts...hasta luego
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