Tras una serie de profundas lecturas, concienzudos análisis y bipolares discusiones con otros colegas interesados en el tema, he llegado a una estrujante conclusión:
Toda esa moda de la liberación femenina y la equidad de género está a punto de terminarse (septiembre de este año a lo mucho).
Antes de que se me tache de xilófono (o sea aquel que discrimina a las mujeres sin distinción de raza, edad o género) explicaré mis deducciones.
Hoy en día las mujeres dicen cuanta guarrada y leperada se les ocurra (incluso hay babosas que alburean), le hacen a la mecánica, son policías y taxistas, eructan en público y beben alegremente hasta irse de hocico.
Estos son sin lugar a dudas los más grandes triunfos que ha cosechado el género femenino y méritos encomiables que las acercan peligrosamente al rey de la creación, pero desafortunadamente para ellas, éste es el límite.
Las mujeres pudieron haber invadido territorios que desde tiempos inmemoriales eran recintos sagrados de la masculinidad, como los deportes por televisión, la comida chatarra, el rock y el sexo irresponsable. Pero más allá, frente a ellas se extiende la última frontera, la línea final, el vasto e inclemente muro que separa al hombre del resto de los animales. El máximo y más grande honor que nos depara la vida está vedado a la voracidad femenina. Jamás mujer alguna, no importa cuántos libros de superación personal lea, podrá disfrutar el inconmensurable deleite de…
Y hacer figuritas y pequeños derrumbes y cráteres y todo eso.
Y si yo me percaté de esto hoy, quiere decir que en máximo dos meses más, ellas comenzarán a darse cuenta. Y pronto la moda habrá llegado a su fin.
Toda esa moda de la liberación femenina y la equidad de género está a punto de terminarse (septiembre de este año a lo mucho).
Antes de que se me tache de xilófono (o sea aquel que discrimina a las mujeres sin distinción de raza, edad o género) explicaré mis deducciones.
Hoy en día las mujeres dicen cuanta guarrada y leperada se les ocurra (incluso hay babosas que alburean), le hacen a la mecánica, son policías y taxistas, eructan en público y beben alegremente hasta irse de hocico.
Estos son sin lugar a dudas los más grandes triunfos que ha cosechado el género femenino y méritos encomiables que las acercan peligrosamente al rey de la creación, pero desafortunadamente para ellas, éste es el límite.
Las mujeres pudieron haber invadido territorios que desde tiempos inmemoriales eran recintos sagrados de la masculinidad, como los deportes por televisión, la comida chatarra, el rock y el sexo irresponsable. Pero más allá, frente a ellas se extiende la última frontera, la línea final, el vasto e inclemente muro que separa al hombre del resto de los animales. El máximo y más grande honor que nos depara la vida está vedado a la voracidad femenina. Jamás mujer alguna, no importa cuántos libros de superación personal lea, podrá disfrutar el inconmensurable deleite de…
¡Orinar en un mingitorio lleno de hielitos!
Y hacer figuritas y pequeños derrumbes y cráteres y todo eso.
Y si yo me percaté de esto hoy, quiere decir que en máximo dos meses más, ellas comenzarán a darse cuenta. Y pronto la moda habrá llegado a su fin.
4 comentarios:
Oh! gracias!
"sus multiples mutaciones" eso me gusto (: jaja
[los migitorios me gustan o_O]
(((sexy)))
miaw
Miccionar en uno de esos trastos puede ser peligroso...si estas borracho y tienes alguien al lado :)
Voto por un concurso de escultura urinaria en hielo.
No soy feminista de verdad que no, pero... desde cuando los albures, oficios, chistes, etc eran exclusivos de los hombres?? Por gente como tu todavía nos dicen putas a la menor provocación cuando ustedes son peores, solo por decir un ejemplo.
Publicar un comentario