¿Qué podemos decir de la madre que Freud no haya dicho antes con mayor precisión? Muy poco si consideramos que Sigmund era adicto al sexo y a la cocaína (sobre todo cuando venían combinados), y que probablemente también ESO era culpa de su madre.
Lo cierto es que en pocos países con en México se profesa con tanta vehemencia el culto a la madre. Totalmente justificado, por cierto, ya que es precisamente la abnegada progenitora la que inculca en sus vástagos ese saludable machismo y desprecio al sexo femenino que tanto bien ha hecho a nuestro país.
Esta admiración por la madre alcanza su punto más alto en el Monumento a la Madre, localizado en la calle de Sullivan en el D.F., donde coincidentalmente cada noche se concentra el mayor número de prostitutas vivas de la ciudad.
La escultura, que fue inaugurada el 10 de mayo de 1949 por el Presidente Miguel Alemán, ingresó el 27 de abril de 1978 a la Enciclopedia de Artes Escultóricas del Mundo dentro del capítulo “Los monumentos más espantosos del orbe”. (Esa misma obra destinó un apartado especial para agrupar todos los bustos de Benito Juárez bajo el nombre de “El prócer que ha inspirado los más atroces y antiestéticos objetos escultóricos de la historia”.)
A pesar del unánime desprecio y repulsión que los críticos y académicos del mundo han mostrado hacia el Monumento a la Madre, éste no deja de llamar la atención, ya que al mirarlo resulta inevitable preguntarse por qué el escultor decidió que Tutankamon sosteniendo a un niño con el rostro de José José sería una buena metáfora para honrar a la maternidad. Algunas teorías especulan que se debe a que el artista no tenía madre, y de ella sólo conservaba una estatuilla del faraón egipcio que le compró en La Lagunilla. La similitud del pavoroso niño con el Príncipe de la canción se debe a que el escultor compartía con el cantante la afición a la bebida, hecho que la estatua en cuestión corrobora inequívocamente.
Por su tenebroso aspecto, por la placa con la inscripción: "A la que nos amó antes de conocernos" y por su ubicación en la calle de mayor comercio sexual de la ciudad, el Monumento a la Madre es sin lugar a dudas una madre monumental.
8 comentarios:
¡Y yo que no conozco aun La Cabeza de Juarez! ¿Conoces el monumento al boxeador que está en Reforma por la Lagunilla? Es tan feo que es sublime,
Muy poca madre para tamaña piedresota...
o mucha piedra para tan poca madre
yo no soy defeño, pero he visto ese menumento cuando he andado por allá y sí, no vale madre :S
Jajajajajaja Tutankamon sosteniento a José José jajajaja, creo que me voy a desmayar de hilaridad.
Saludos
Ironía.
¿Qué podríamos hacer con tanta piedra desperdiciada?
Rul, los monumentos, dicen los urbanistas (y una mezcla rara de disciplinas entre ellas los sociólogos, arquitectos, historiadores, entre otros), son uno de los elementos que conforman la identidad nacional.
Ahora entiendo por qué la identidad mexicana está del carajo.
Gracias otra vez por uno más de tus textos reveladores.
A las putas les hacen poemas, y novelas literarias, y canciones, son musas de las artes pues.
Y en cuanto a Freud, repetiré lo que dijo Bree, una de las esposas desesperadas, en la cuarta temporada: podría aceptar todo de él, aún cuando culpa de cada cosa a la madre, si por lo menos entre todas sus críticas y acusasiones, hubiese dicho gracias mamá.
Saludos, espero que el calor infame que nos ataca estos días no baje la efervescencia de tus ideas ni la frecuencia de tus entradas, jijiji.
Freddy
Ese señor me da miedo. Llévatelo de aquí!
Deberia de llamarse: EL MONUMENTO PA'SU MADRE. En verdad es grotesco. Parece que la sra se acaba de robar al niño en el metro de indios verdes y lo esta vndiendo para que le saquen un riñon o algo asi.
Y de la cabeza de Juarez, mejor no voy a hablar. no tuvo madre.
que buen post, felicidades!
Aureliano
Saludos.
Ver el "Menumento a la Magre" (sic) ya no será lo mismo.
Gracias.
Atte.
El Paternal Unicornio...
Publicar un comentario