viernes, diciembre 11

FUEGOS ARTIFICIALES EN NUESTRO ROPERO MENTAL

Aprovechando que es 12 de diciembre y que todos los mexicanos celebramos a los peregrinos que en un acto de profunda espiritualidad y misticismo nos taladran los tímpanos con cuetazos ininterrumpidos por 24 horas, hablemos de otra cosa:




Todos tenemos en nuestro interior un pequeño boticario ansioso por encerrar en un frasquito cualquier sentimiento en cuanto aparezca y de inmediato pegarle encima una etiqueta para reconocerlo con facilidad. Este afán de clasificación casi entomológica no es en sí malo, pero el pesado yugo que sobre estos pobres sentimientos cuelgan las siempre limitadas palabras es catastrófico. 
 
Cuando nos encontramos con sentimientos de gran calibre (como el que los poetas y fabricantes de perfumes llaman pomposamente el amor), inmediatamente tratamos de meterlos en uno de los compartimientos de nuestro ropero mental. Evidentemente los sentimientos rara vez encajan porque hemos fabricado esos cajones y entrepaños siguiendo los estándares que nos han dictado nuestros padres, los amigos, los medios y las fantasías.
 
Como a nadie nos gusta andar por la vida con los sentimientos sin clasificar, tenemos dos alternativas para mantener nuestro ropero en orden: la primera es intentar a como dé lugar que todos los sentimientos con los que nos topemos encajen en nuestros anaqueles, y cuando esto no es posible, desecharlos sin dudarlo. Con el tiempo y un poco de suerte nos haremos de una colección de sentimientos pequeños y blandos que se moldean fácilmente y se dejan meter en cualquier rincón sin oponer demasiada resistencia. 

La segunda opción es más ardua: implica modificar nuestros cajones mentales para dar cabida a los sentimientos que se nos presentan. Por supuesto, esta alternativa requiere de serruchar, cortar y martillar; de deshacerse de los pedazos sobrantes y a veces agregar algunos faltantes. Esta opción hace ruido, causa disgustos y es casi siempre vista como inconstancia, inmadurez y hasta locura. Al final podemos encontrarnos con un armario mental de forma irreconocible y un montón de sentimientos revoltosos cubiertos de etiquetas en las que se lee: inclasificable.
 
¿En cuál de las dos opciones radica la felicidad? Quién sabe. 
Por eso lo que se aconseja es echar cuetes.  

12 comentarios:

Unknown dijo...

Punto #1.- te imagino con bigote, no se porque.

Lo malo de conocer los sentimientos es que no solo los clasificas, sino los controlas a tu antojo, cuando estas predispuesto a algo o alguien. A mi me pasa, delimito mis sentimientos y me digo, solo hasta aqui puedo llegar por esta persona. Te vas curtiendo y no me ha pasado que me vuelva a enamorar como por vez primera, que pierda el piso y me entregue en cuerpo y alma. Lo bueno se me hace que es cuando no cometes los errores que antes y ya no la cagas. Lo malo es que te vuelves mas exigente, no se. En todo caso la felicidad es utopia.

Francisco Remes dijo...

Tan difícil hablar de sentimientos quizá mi problema es que intente clasificar todas mis emociones que termine rompiendo todos mis anaqueles con todo y ropero, así todas mis emociones están en el piso revueltas, ahora me es imposible reconocer una de otra, quizá por eso perdí el sentido de la vida, conclusi
ón me debería de ponerme a aventar un chingo de cuetes!!!

Doctor X dijo...

a caramba, mis repisas son inclasificables entonces mmm tendre que clasificar de nuevo

Alnilam ريداي dijo...

changos.... que buena manera de hablar de la memoria, la experiencia y los sentimientos...por un momento me recordaste la serie de circuitos que hay en el cerebro para este tipo de almacenajes... finalmente y como todo, deshechas lo que no te sirve....

MazapánLover dijo...

yo no clasifico nada tengo un desmadre una revoltura de todo que ni nombre tiene...

La ingeniero dijo...

no clasifico? :(

saludos

Panchalli dijo...

la felicidad no existe ... almenos no como la anuncian los fabricantes de perfumes ...asi que ya ni clasificare eso ...mejor no clasifico nada y que los anaqueles sean de latex

El Tipo dijo...

Parece ser que alguien ha estado leyendo mucho a Kant. (y si no te interesarán las llamadas categorias Kantianas)

An dijo...

Soy desordenado por naturaleza, asi que supongo que el supuesto dos se asemeja más a lo que los vericuetos de mis sentimientos hacen (ellos sabran) hermosamente tetrica ilustración. Saúdos

Kyuuketsuki dijo...

¿Y si el ropero que tengo está todo desmadrado? ¿Y si me gusta tener todo en desorden? Puede ser apestoso, pero muy divertido.

Amanita dijo...

Clasificaciones entomológicas: ewwwww.

Eiliux dijo...

Don Rul, siempre eres grande pero en este post alcanzaste un grado inimaginable, el concepto es espectacular :)