sábado, febrero 7

POR DECENCIA

Imagina que tienes un hijo(a) (si lo tienes, limítate a pensar en él(ella)) y que un día se te apersona y con gesto atribulado y voz trémula te dice:

–Apá (o amá, depende) tengo algo importante que decirte.
–Eres gay –contestas con toda seguridad, y tragando saliva agregas–: lo supe desde que te vi bailando High School Musical. No te preocupes, hijo(a).
–No, apá, no soy gay –contesta el niño(a)–. Es que yo quiero ser…
–Traficante de drogas –interrumpes con el alma en un hilo–. No le hace, hijo(a), rézale durísimo a Malverde y no te olvides de tus padres cuando llegue la riqueza.
–No es eso, apá –insiste el infante–, es que yo quisiera ser…
–¿Valet parking? –empiezas a enumerar en orden ascendente todas las desdichas que la vocación de un hijo(a) puede depararte– ¿Cantante de reggaeton? ¿Futbolista? ¿Patiño de Adal Ramones? No me importa, hijo(a) mío, lo que seas o quieras ser. Yo te acepto tal y como eres y siempre te amaré –agregas con la garganta agarrotada por la emoción del momento.
–¡No, apá! –grita el niño(a) justificadamente mosqueado–, lo que yo quiero es ser político y servir a mi país desde la función pública.
–Ah, eso –dices enternecido, y ya sin intentar reprimir el caudaloso llanto, tomas la guitarra que silenciosa contempla la escena desde un rincón, te cercioras de que esté adecuadamente afinada y aspirando profundamente, la estrellas en la cabeza de tu retoño(a) tan fuerte como puedes. Acto seguido lo mueles a golpes utilizando el tubo que usas para ahuyentar a los testigos de Jehová y a los vendedores de productos para el hogar.

¡Claro!, porque sabes que las personas decentes no pueden serlo si se convierten en políticos; que en nuestro país ser deshonesto, marrullero, inescrupuloso y demagógico es condición sine qua non para ser político y progresar en esa carrera.

Así que resulta absurdo esperar que en el futuro inmediato una persona capaz y con buenas intenciones ocupará un cargo público importante en México.

–Hay políticos decentes –dirán aquellos que siempre quieren discutir de todo.
–Sí, los hay –coincideré yo benévola y pacientemente–, pero invariablemente se han vuelto cochinones o han acabado aplastados por los cochinones.

Así que cada que votamos más que elegir entre un florilegio de marranitos, lo que hacemos es legitimar el corrompido y decadente sistema político mexicano y expresar nuestra aprobación al mismo.

Por este motivo me uno a la campaña que propone Cuquita la Pistolera en su bló (aunque ahí las razones son sustentadas con argumentos inteligentes y sólidos), y que promueve que en las próximas elecciones anulemos nuestro voto.

Los más comprometidos con la causa pueden usar las camisetas que presento a continuación:

Hacer clic para leerlas.







10 comentarios:

C3R38R4iN! dijo...

chilas playeras!

CÓNCLAVE dijo...

Se le informa que la nación ha demandado la expropiación de su obra con fines necesarios y urgentes de difusión.

O sea, que las publicamos en Blog Escombrismo. Están poca madre, no se me hubiera ocurrido mejor. Chido, Rul.

CÓNCLAVE dijo...

Ah, y vamos a encargar unas 10 docenas.

Sascha! dijo...

Chingones los ropajes! tiene mucha mucha razón!

Cuquita, la Pistolera dijo...

Buenísimas, ¡hay que imprimirlas!
Gracias por sumarte...
Saludos

Anónimo dijo...

Pues es una buena idea, aunque soy de españa aquí una vez se hizo algo parecido con la constitución europea, que la mayoría de la gente no fue a votar y al final fue una forma de protesta

snackos dijo...

jajaja, pinches politicos, jajaja, que cagados, alguien recuerda a pancho cachondo? asiduo seguidor del templo de las tentaciones carnales?

Lata dijo...

Demonios, en qué momento regresaste, ingrato?

DCG dijo...

Y por eso.. ke vivan los politicos honestos!!... si ke vivan porque seguro ya han de estar bien muertos en algun canal... :)

Luis Frost dijo...

aah, claro. ahora veo. ¿esto significa que tenemos que retarnos a duelo y matarnos al amanecer? ¿o arreglarlo en un concurso de quién aguanta más caballitos de tequila?