sábado, septiembre 22

HISTORIA MÍSTICA

Cuando era niño detestaba irme a acostar por las noches porque creía que en la oscuridad habitaba todo tipo de monstruos infernales y que al dormirme se apoderarían de mi alma. (Hoy no me queda la menor duda). Cuando expresaba esos temores a mi madre, ella me arropaba, me daba el cariñoso beso de las buenas noches y sonriente me decía:

–No te preocupes, que aquí se queda contigo tú ángel de la guarda.

Eso bastaba para que desapareciera la preocupación y en su lugar surgiera un inconmensurable y profundo terror. Sólo pensar que en algún rincón de mí habitación hubiera un ente con alas de pato, peinado de príncipe valiente y sexo indeterminado me daba escalofríos. Yo era experto en ángeles y figuras celestiales; siempre que iba a misa me pasaba todo la ceremonia mirando los cuadros y las imágenes religiosas de la iglesia e inventando historias a sus protagonistas. Y los ángeles nunca me dieron mucha confianza. En realidad, nadie. Sobre todo me intrigaba poderosamente por qué en esos cuadros todos se enchuecaban y siempre miraban de reojo en lugar de girar la cabeza. Miren este bonito ejemplo. Todos con tortícolis:


Pero había otro aspecto que me preocupaba de la presencia alada en mi habitación. Yo no sabía qué clase de poderes podrían tener los ángeles, pero intuía que muy probablemente serían capaces de leer la mente. De manera que mi ángel de la guarda seguramente podría ver que de vez en cuando yo tenía pensamientos impuros. Para ser sincero, cuando no estaba aterrado pensando en los monstruos que devorarían mi alma o inventando historias sobre personajes religiosos, estaba generando pensamientos impuros. De todo tipo. Y por supuesto, lo último que quería era que el sospechoso ángel fuera con el chisme y me ganara el infierno a tan temprana edad (y sobre todo sin haber siquiera disfrutado de los actos impuros.)

Afortunadamente el día que me dijeron que Santa Claus, los Reyes Magos y el ratón de los dientes eran ficticios, de puro coraje metí en el mismo costal de la fantasía a los ángeles, a la Santísima Trinidad y a toda la corte celestial. Si no iba a tener juguetes en Navidad, entonces tampoco podrían extorsionarme con el cuento de que el niño Jesús llora cada que me porto mal.

Ese hubiera sido un buen final para una historia patética si hace unas semanas no se me hubiera aparecido de nuevo mi ángel de la guarda.

Pasaban de las nueve de la noche e iba por Paseo de la Reforma camino a casa. Como el tráfico estaba pesado me entretenía escarbándome la nariz cuando escuché una voz atronadora:

–Sácate el dedo de la nariz, marrano.

Azorado, volteé para todas partes, pero no vi a nadie (además de los otros miles de automovilistas adormecidos en el tráfico).

–¿Quién es? –pregunté con toda naturalidad como si a mí me hablaran a cada rato los seres celestiales.
–Yo, tu ángel de la guarda –respondió de nuevo la voz.

Fue entonces que me percaté de que la voz venía de arriba, así que saqué la cabeza por la ventana. Y ahí estaba. Era el Ángel de la Independencia que me miraba acusadoramente.

–No mames, tú eres el Ángel de la Independencia –le reclamé.
–De hecho soy una Victoria Alada, pero no te fijes, como todos en la Urbe de Humo, tengo dos chambas. También la hago de ángel de la guarda.
–Ah –respondí amablemente–. Te agradezco, pero búscate otro, yo ya traigo un cuarzo y un ojo de venado. Creo que es suficiente.
–Deja de ver a la tetona del Sentra y concéntrate en el volante. Vas a chocar.

A pesar de mi insistencia el ángel no aceptó un no por respuesta. Tras las largas conversaciones que he mantenido con él desde ese día he alcanzado a percibir que es un ser muy solitario y que definitivamente la continua exposición al aire ponzoñoso de la ciudad ha mermado irreversiblemente su salud mental.

Confío en que con el tiempo se dará cuenta de que yo no le convengo, que hay millones de chilangos con vidas más interesantes que la mía, que tal vez lo que necesita es emigrar a una ciudad con más respeto por las victorias aladas. Quién sabe. Por lo pronto me conformaría con que alguien le aclarara cuál es el papel de un ángel de la guarda.

–Órale, güey, atropella a ese ojete, a ver si así aprenden que no es justo que tres pobres diablos cierren una avenida principal. Y sácate el dedo de la nariz, marrano.

Carajo.






14 comentarios:

El de-compuesto dijo...

No mamar, yo pensaba que yo era el único que hablaba con los monumentos a la patria. Cada que paso por el hemiciclo a Juárez (a pie, yo soy jodido) le digo que es un culero por meter a los indios al registro civil y él me dice que chingue a mi madre, y le digo: por lo menos a mí no me exiliaron. Y él sólo me dice: espérate a que los del PAN lean tu blog, pendejo.

el d1eg0 dijo...

Aplausos!

el d1eg0 dijo...

Andas que no crees en nadie...

Unknown dijo...

Pues a mi solo se me aparecian figuras diabolicas en el closet de madera, pero de eso a que hablaran, creo que no tengo taaanta imaginacion.

headbangirl dijo...

–Ah –respondí amablemente–. Te agradezco, pero búscate otro, yo ya traigo un cuarzo y un ojo de venado. Creo que es suficiente.


me alegraste el dia con eso!!! XD

creo que me falto ese renglon en mi ultimo post... no existe el angel de la guardia - ya ve que mi blog es la neta absoluta

headbangirl dijo...

oye no mames... quiero esa foto de wallpaper--->


me alegraste el pinche dia, y vaya que lo necesitaba.

Libradita dijo...

oye tu relato sacó de mi subconciente el añejo odio que siento por "el pajarito", ese méndigo pajarraco echo a perder muchos permisoso, premios y otras cosas solo porque le contaba a mi mamá qué había hecho o no, maldito sea.

Unknown dijo...

Ah tú siempre tan escéptico.
Y "el pajarito" de Libradita...qué poca madre!!

Anónimo dijo...

¿y si te sacaste el dedo de la nariz?

Anónimo dijo...

y saber que hay histéricas new age que compran libros para comunicarse con sus ángeles…

Deberías dar conferencias de lavado de cerebro.

Bada dijo...

Cuando era niña tenía un amigo imaginario k sólo tenía 1 ojo, nunca supe si era cíclope o tuerto... pork no lo recuerdo, sólo sé k mi mamá dice k era muuuuy creepy cuando hablaba con él. Por otro lado, siempre me han dicho k no maneje más rápido de lo k vuela mi angel de la guarda... pero es k no mames, prefiero comprarle unas alitas con propulsión a chorro y nitro k esperar al wey.

Even Better dijo...

Qué cagado!! Me encantó tu post pero... la neta, hazle caso a tu ángel y sácate el dedo de la nariz.

sirako dijo...

meterse el dedo en la nariz rifa, pero metértelo en el ojo es más difícil y seguro el ángel de la independencia no tiene nada en contra de ello, prueba, mientras más fuerte y rápido lo hagas es mejor para tu salud.

Aline Suárez del Real dijo...

No cabe duda que el ángel de la independencia anda muy ocioso.
Después de tener muchos amigos imaginarios, a los cuatro años saber que no existian ni los reyes magos, ni santa claus ni el ratón, cambié mi ángel de la guarda por un PP grillo, pero es muy maligno y pus la neta luego no se que hacer cuando da instrucciones.
Como yo veía en las pinturas éstas de iglesia que los angeles eran chinitos, siempre que veía en la calle a un niño guerito y chino pensaba que era un ángel y me daban miedito.