viernes, abril 20

POR QUÉ NO ME GUSTAN LOS E-MAILS

Claro que el acercamiento personal, esos largos minutos en que sólo permaneces en silencio, poder tocar una lágrima, recibir una sonrisa, disfrutar la perfecta belleza de un rostro femenino, deleitarte con su perfume, compartir un platillo asombroso o un café nauseabundo, escalar de la mano las cumbres de la embriaguez etílica, mirar con desdén cómo van pasando lentamente las horas, dejar que el azar guíe el rumbo de la conversación y saber que estás en total libertad de decir una gran cantidad de frases intrascendentales e incoherentes, no es posible a través de la red.

Tal vez en el futuro.

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