Juan salió de su casa muy temprano; no había sido fácil convencer a su jefe de que lo mandara a la junta en Toluca, y ahora no podía darse el lujo de llegar tarde.
Martha tomó el habitual microbús de cada mañana rumbo a la universidad.
Juan circulaba por la carretera cuando súbitamente el tránsito se detuvo. A sólo tres autos de él había aparecido una pequeña multitud que agitando mantas y pancartas impedía el paso a los vehículos.
Martha escuchó por la radio mal sintonizada del microbús que los miembros de un sindicato se quejaban de un abusivo despido por parte del gobierno corrupto.
Juan apagó el iPod y encendió la radio: supo que los corruptos dirigentes de un sindicato habían ordenado el abusivo bloqueo de las carreteras.
Martha bajó del microbús y se encontró con sus compañeros de clase. Todos hablaban la marcha.
Juan bajó del auto y se reunió con los demás automovilistas para comentar los pormenores de la manifestación.
Martha decidió no asistir a clase y junto con algunos de sus compañeros se dirigió a una cafetería cercana a seguir por televisión los acontecimientos.
Juan se dio cuenta de que jamás llegaría a la junta. Había perdido la oportunidad de mostrar sus habilidades a los directivos de la empresa.
Martha vio en la televisión que mucha gente se quejaba del caos vial en la ciudad.
Juan gritó iracundo que el gobierno debería usar mano dura contra aquellos que pisotean su derecho a transitar libremente.
Martha rugió furiosa que el sindicato debería usar mano dura contra todos aquellos insensibles que creen que su derecho a transitar es más importante que el empleo de los trabajadores.
Juan escuchó un rumor sordo que se acercaba. Después fue el olor, el ardor de garganta, el intenso dolor de ojos; más tarde vio, entre el humo, las temibles siluetas de los granaderos.
Martha escuchó el grito ahogado a su lado. Volteó y vio a su amiga caer al piso.
Juan fue arrastrado por la multitud que intentaba huir de los gases lacrimógenos. Era inútil tratar de resistirse y tratar de meterse al auto.
Martha miró a su compañera escupiendo espuma, convulsionándose con los ojos perdidos.
Juan corrió a ciegas como todos, guiado sólo por los ojos del miedo, por un animal instinto de supervivencia.
Martha escuchó a algunos compañeros especular infarto, envenenamiento y epilepsia mientras otros llamaban desesperadamente desde sus celulares a las ambulancias.
Juan tropezó una y otra vez en medio de una maraña de cuerpos y lamentos.
Martha acarició la frente de su amiga que la miraba con ojos atónitos y suplicantes. Los demás miran ansiosamente la calle desierta y muda.
Juan cayó una última vez. Su cabeza había golpeado con algo. Las piernas y los brazos no le respondían. No sentía el tropel de pasos que golpeaban su cuerpo, sólo los escuchaba como un rumor seco. Paladeaba el sabor metálico y amargo de la sangre y se decía que a eso debe saber la mano dura.
Martha miraba cómo transcurrían interminables los minutos que iban tragándose la vida de su amiga. Cuando alguien murmuró que la ambulancia no podía llegar debido al bloqueo de las calles, pensó que así debía sonar la mano dura.
UPDATE
En efecto, la primera fotografía corresponde a Emiliano Chapata, mejor conocido como el bocadillo del sur.
UPDATE
Sí, todos bien alborotadotes para irnos de puente, ¿pero qué tanto sabemos en realidad acerca de nuestra historia?
A continuación pondré a prueba sus conocimientos mostrándoles dos fotografías de algunos de los logros más destacados de la Revolución Mexicana. ¿Pueden decir de qué se trata?
En efecto, la primera fotografía corresponde a Emiliano Chapata, mejor conocido como el bocadillo del sur.
La segunda gráfica muestra el Flan de Ayala.
Ahora sí, a descansar.
15 comentarios:
Lo leí todo. Desafortunadamente, a la "Mano Dura" le importa un cacahuate a quién aplastar. Pobrecitos
lástima por los chilangos, no pueden teletransportarse como yo, jajajaja
Magnífico texto. De verdad, que buena forma de presentar ambas caras de la moneda. De mis favoritos de ahora en adelante.
Que poca lamentablemente los bloqueos manisfestaciones y demas siempre conllevan cosas muy desagradables
Siempre habrá dos historias que contar
como siempre, depedende del cristal con que lo mires, excelentes dos versiones, ambos perdieron algo y entendireon algo.
excelente forma de narrar y transportarnos a ambas escenas...
"Mano dura" son dos palabras con las que esta ciudad le gusta atascarse la boca de vez en cuando. Por eso celebro esta inteligente manera de rascarles un poquito y ver que traen detrás.
De lo mejor que he leído en días.
SALUDOS
Muy bonito, pero ahora escribe el de las familias de los electricistas que se van a quedar sin comer.
Sí, sonó bien trágico el comentario de arriba... Un momeeeeento.
Ah! como es irónica la vida puesn. Yo por eso hago el bien sin mirar a quien.
Oh, Lilián, tal vez no te enteraste por estar enfrascada en lecturas serias en vez de perder el tiempo con la prensa noticiosa, pero les darán 2 años y medio de indemnización a los trabajadores de LyFC, así que es poco probable que se queden sin comer (a menos que empiecen una dieta).
Por otro lado, es un poco inocente pensar que las marchas son en realidad organizadas por el 30% de los trabajadores que no ha cobrado alegremente la alta liquidación y que no responden a un motivo político.
Además, esa postura, la tuya, estaba representada por la joven estudiante. Si no se logró, no fue por falta de voluntad política, sino por ausencia de habilidades suficientes.
Dos años de indemnización, ¿y luego qué?
Confieso que cuando supe la cantidad de la liquidación, yo misma pesé: ¿por qué no lo toman de una vez y se dejan de boludeces? Aún comparto la opinión que te hice saber ese día: es imposible defender lo indefendible.
No defiendo el SME, pero pienso que debemos ser más sensibles con la causa: no todo son líderes charros y corruptos; detrás del acto hay una cadena de corrupción mayor, un acto inconstitucional, y no podemos quedarnos en el primer nivel de los hechos.
Tampoco debemos caer en el maniqueísmo ramplón, y dividir el bando de los buenos (los pobres oficinistas atorados en el tráfico) contra los malos (los insensibles manifestantes que no respetan el derecho de tránsito, aunque sus propios derechos hayan sido pisoteados). Por último, por más que me gustó tu texto, me pareció efectista el final de la ambulancia que no puede pasar. No nos podemos quedar en ese nivel de apreciación, insisto.
Me encantó tu texto, un aplauso. Y los chistes culinario - revolucionario son la onda jajaja.
Saludos
COmo un asiduo lector de este blog y declarado fan del Don Rul me veo en la penosa obligación de hacer mi comentario en defensa del autor contra los ataques de Lilián, y también me veo en la penosa necesidad de hacer un comentario expresando mi opinión contra la descarnada insensibilidad del mismo Drul.
Bueno, la verdad es que no, me gustó el texto y está bien puesta sobre la mesa la discusión... sólo quería que se les inyectaran los ojos de furia a ver q hacían, pero pensé q me podía ganar unos madrazos.
Lo único q tengo q decir es q si bien los del SME me parecen unos chupapresuspuesto, los líderes unos charros, y los seguidores unos borregos, me queda claro que el mayor malestar por su causa no implica que me oponga a su plena libertad de manifestarse... el pedo es cómo lo hacen.
Saludos
Gracias, Pesadilla. No creo que la crítica sea un ataque; cuando se trata de mis textos, más bien se considera blasfemia. :-D
La legitimidad de la disolución de LyFC y de la supuesta lucha de los trabajadores (yo insisto en que no son ellos sino los políticos de "izquierda" de siempre) es tema de otra discusión. Yo sólo trataba de plantear aquí que la violación de tus derechos (sea real o no) no te autoriza a violar los de los demás. También intentaba subrayar que desear el uso de la violencia para reivindicar esos derechos crea un círculo vicioso.
Lamentablemente no se entendió, así que ahora me dedicaré a poustear puros monos idiotas, que es lo mío.
el problema está, con el SME, que se trata en toda regla de un factoide, sólo por eso hay una buena indemnización, y sólo por eso hay cobertura mediática. ¿Qué se esconde? Bueno, por una parte el despojo criminal de la red de fibra óptica, que no era del sindicato, pero era de LyFC, y por lo tanto era de la nación. ahora esa red de fibra óptica será concedida a una empresa privada (me parece que española) que está en tratos con slim y con los de yoo. el SME también sirve para esconder una serie de movilizaciones sociales (algunas armadas) a lo largo del país, que son tanto más radicales como más desesperadas. televisa y azteca se lavan las manos: "nosotros sí hablamos de las movilizaciones sociales" y sí, cierto, pero sólo de aquellas que en algún sentido están bajo control, sería bueno que hablaran más del EZ por ejemplo, o del EPR, pero esos, como no están bajo control, no existen. finalmente (aunque en realidad no sea el final), el decreto presidencial en contra del SME sirve para esconder la pobre realidad de la estructura sindical mexicana, que sólo resuelve las necesidades de los trabajadores en la medida en la que los líderes son capaces de sostener una forma bastante feudalista de organización. en fin, el SME es una cortina de humo porque no es más que la punta del iceberg.
Saludos
Publicar un comentario