sábado, enero 26

EL SISTEMA

El martes pasado iba conduciendo por el Periférico a la altura de Polanco. Eran las tres y media de la mañana y la normalmente saturada avenida estaba casi vacía: sólo se veía un auto que me llevaba unos cien metros de ventaja. Súbitamente el vehículo se detuvo bruscamente. Pensando que podía tratarse de algún tipo de estratagema para asaltarme, me orillé a una distancia prudente y esperé. El conductor del auto, un hombre de unos sesenta años, cabello cano y robusto bigote, bajó del auto y miró el asfalto de la calle. Acto seguido se metió de nuevo al vehículo y comenzó a echarse en reversa. Supuse entonces que se le había ponchado una llanta o que había sufrido algun percance mecánico. Dado que su parecido con el doctor Chapatín me había infundido confianza, decidí acercarme para ver si necesitaba ayuda.

–¿Todo bien? –pregunté cuando estuve cerca; la ventanilla estaba abierta.
–Sí, gracias –respondió el viejo con naturalidad mientras conducía lentamente el auto en reversa.
–Como se paró tan de repente... –agregué, dando a entender que una explicación era lo menos que esperaba de él.
–Soy ingeniero –dijo el hombre como si esa fuera razón suficiente para hacer cualquier tipo de locura con una máquina.
Hice un gesto de extrañeza que él seguramente percibió.
–¿Ve eso? –el viejo señalaba un cable negro que atravesaba la calle perpendicularmente y que estaba fijo al pavimento con numerosos fragmentos de tela adhesiva negra. Había visto esos cables muchas veces antes, pero jamás me había preguntado qué eran.
–Los ponen para medir el flujo vehicular –afirmó el hombre–. Registran cada auto que pasa por encima.
–Ah –dije sin mucho entusiasmo.
–Pero si uno pasa un vehículo sobre ellos en sentido contrario, la máquina que está conectada al cable se vuelve loca y comienza a contar mal. Claro, como siempre compran las más baratas...
–Y usted no quiere que se mida el número de autos para... –intenté.
El viejo me miró como el maestro que observa a un niño estúpido que no comprende ni los más obvios conceptos.
–¡Esa información va a dar al sistema! –gruñó.
Yo asentí en silencio.
–Igual que las imágenes de las miles de cámaras que hay por toda la ciudad.
Asentí de nuevo.
–Y el sistema cruza todos los datos –prosiguió con vehemencia–. Nuestra información bancaria, laboral, escolar y de salud; nuestro consumo de energía, agua y gas, el contenido de nuestra basura, nuestros hábitos, todo. Y entonces el sistema nos deglute.
Me gusta esa palabra, pensé: deglute.
–Y nos hace vulnerables –continuó–. Si controlan nuestra información, controlan todo. Estamos en las manos del sistema.
–Yo llevo tres años sin placas. Dicen que es un error del sistema. Así que el sistema no debe ser tan poderoso –dije con cierta incredulidad y algo de rencor.
El viejo me miró con sus ojos tristes y cansados. Movía la cabeza.
–Eso es lo que quieren que pensemos.
Asentí por tercera vez. A esas horas suelo ser poco elocuente.
Después el hombre miró hacia el cielo; un gesto de terror se dibujó en su rostro. Sin perder tiempo, cerró la ventanilla y arrancó perdiéndose en la noche ausente de estrellas de la Ciudad de México.
Yo miré hacia arriba: una cámara posada en la punta de un poste cercano apuntaba hacía mí. Suspiré con pesar; podría apostar que estaba descompuesta.

15 comentarios:

Cuquita, la Pistolera dijo...

Pobre hombre, pensó que podía ir de reversa contra el sistema y el sistema lo estaba vigilando. Muy orwelliano.... Me encantó la narración.
Saluditos

· dijo...

O pensó que podía cuando menos joder un poco al sistema.
Ni modo, estamos en esta maquinaria que a algunos nos pone paranoides.

la valedora dijo...

el sistema sabe de tu blog... y te vigila... seguro en este momento ya te desaparecieron por ventanearlos por aqui... y nunca volveremos a leer un post tuyo..

Lilián dijo...

Me encanta la gente con delirio de persecución. Todo el tiempo sienten que los vigilan. En el fondo es puro ego frustrado, narcisistas de clóset, baja autoestima que quiere subir a como dé lugar.

Oquei: no. Esa definición psicologista me la saqué de la manga. Pero en general qué divertidos son, excepto cuando son tus cuñados y consideran de mal gusto hasta tener una cuenta en Hi5 o Facebook. TODO es peligroso.

La neta yo no me preocuparía por el "sistema" mexicano. Aún cuando supieran todo eso que el ñor proclama, dudo mucho que sepan qué hacer con ello.

Libradita dijo...

ay qué encanto, el Sr. cree que el sistema de aquí funciona como la antigua SS.

Mait' dijo...

Don Rul,
Tres años sin placa, no creo que sean coincidencia. Ahora lo tienen en video. Tenga cuidado.ja

FERONG dijo...

Toda esa información va a...













LA MÁTRIX.

iris dijo...

me gusto la narracción, el señor seguramente leyó 1984 de George Orwell y se quedo en el viaje porque tenía encima sustancias sicotropícas.

Ra. dijo...

mmmm... traducción ... marcelo nos vigila!!!!!!!!

Elizabeth Martínez dijo...

jajaja... pobre señor!

Yo también creo que la cámara estaba descompuesta.

...

pero ten mucho cuidado, por si no... jajaja

Cuídate!!

CÓNCLAVE dijo...

Don RUL!!!!

Has sido seleccionado para un acto de maldad terrible, para que hasta la información de tus genes quede almacenada y llevada al SISTEMA... Los escombristas KALAKO y KAZETARO te han incluido en el cúmulo de personalidades que han estado en un BRINDIS VIRTUAL desde EL CLUT (el tuyo desde la sede suplente de EL CLUT, la fundación Riaño)...

Aquí:

http://escombrismo.blogspot.com/2008/01/brindis-virtual-don-rul-y-la-banda-de.html

Lo siento mucho.

Grifit dijo...

eso es lo que pasa cuando consumes drogas de mala calidad

ira dijo...

A mí lo que me gustó fue la descripción del cable. "El viejo señalaba un cable negro que atravesaba la calle perpendicularmente y que estaba fijo al pavimento con numerosos fragmentos de tela adhesiva negra."
Me cae bien la gente que sabe poner detalles a lo simple.

Checo Ramírez dijo...

paranoias colectivas nadamas, jejej buenas mamadas en tu blog...

Mielina dijo...

Ese señor sabe como divertirse.

O divertir a tus lectores.