martes, abril 24

MI INICIO EN LAS DROGAS

Cuando era niño vi en el noticiario un reportaje en el que una periodista con cabello poco atractivo entrevistaba a varios chavos banda adictos al cemento. Me sorprendieron la mirada demencial y la incapacidad para articular dos palabras coherentes. Pero ni hablar, así eran los reporteros de aquella época.

Tras la nota, Jacobo Zabludovsky se explayó destacando los peligros de las drogas y el daño que hacían a la juventud mexicana. Me impresionaron profundamente sus palabras. Así que llamé a mis dos amigos de más confianza y usando un impresionante tono de patriarca bíblico los arengué así:

–Tenemos que probar el cemento.

Como estábamos en vacaciones de verano y no había Internet ni Sky, ellos accedieron de buena gana.

Así que un día que mis papás salieron, nos metimos a la desvencijada casita de muñecas de mi hermana (mi hermana tuvo dos casitas de muñecas de tamaño real; una de madera y otra de concreto con luz y todo. Yo tuve un balero y un yo-yo que no era Duncan) y les dije:

–Aquí espérenme, voy por el cemento.

Acto seguido tomé una cubeta de mi mamá y me dirigí a toda velocidad a una construcción que estaba cerca. Le di una moneda a los albañiles y llené el recipiente con cemento fresco. Corrí a la casita tan rápido como me lo permitía el peso y les dije a mis camaradas:

–Vamos a entrarle.

Al principio aspiramos con prudencia, después con toda la fuerza que pudimos. Al cabo de media hora éramos tres escuincles estúpidos frente a una cubeta con una piedra de concreto imposible de quitar.

–Mi mamá me va a matar –aclaré con estoica resignación.

–Por eso dicen que las drogas destruyen –dijo uno de mis amigos sin afán de sarcasmo.

Desde entonces no creo nada de lo que dice Zabludovsky.

4 comentarios:

Plaqueta dijo...

A lo mejor hacen que los chamacos se confundan a propósito para que no inhalen cemento-del-bueno.

Plaqueta dijo...

Ay, ya redacté todo hecho bolas.

Srta. Maquiavélica dijo...

jajajaaa cool post¡¡¡¡y aparte en la casita de tu hermana jajaa¡¡¡¡¡¡me imagino como oleria el lugar¡¡¡¡
besitos maquiavelicos

Anónimo dijo...

1) Los reporteros no han cambiado.
2) Desde niño he probado el cemento en repetidas ocasiones y a veces hasta me sangra la nariz y la boca. En lo personal, prefiero la alfombra.